Tres días después fichó por el CD Málaga. José María Zárraga (entonces gerente del club de la Rosaleda) gestionó su fichaje y consiguió enrolarlo en el primer equipo de la capital. Al fin, Perdomo iba a disfrutar de unas vacaciones de quince días en su Canaria Natal.
El CD Málaga comenzaba los entrenamientos aquel año, el 16 de julio. Eran los métodos nuevos que se implantaban con Ernesto Pons, entrenador recientemente contratado para el ejercicio 1966-67, cuyo sistema renovador en la preparación física, conllevaba distintas formas de ejercitación en forma y tiempo.
Agustín Perdomo estuvo con nosotros hasta el último instante. El Atl.Marbella cerraba la temporada el domingo 2 de julio con un encuentro amistoso jugado en Estepona. Perdomo formó parte de la expedición al vecino pueblo, y una vez allí, con la corrección que le caracterizaba, me pidió que no le alinease en evitación de una posible lesión.
Al día siguiente, lunes 3, volaría a Las Palmas para disfrutar de unos días de vacaciones. No pudo encontrar vuelo directo desde Málaga, y yo lo hacía vía Madrid, donde pernoctó. Recuerdo que a la mañana siguiente me llamó por teléfono a Cafetería Pic- Nic, lugar de encuentro en donde solíamos acudir la gente del fútbol, para decirme que le había sentado mal la mantequilla del desayuno y que sufría – al parecer- una gastroenteritis. Por el propio teléfono le receté lo que me pareció oportuno y, poco después voló para su tierra.
Nada más supe de él hasta después de una semana larga. Recibí carta suya escrita desde un hospital en el que se encontraba. Me contaba que al llegar a Las Palmas enfermo, fue a visitar a un médico para que le viese, éste le ingresó de urgencia en el hospital en donde le operaron de inmediato porque le apreciaron algo grave, que no me aclaraba en carta.
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